En referencias a algunos de los ensayos, que ya muchos de ellos se pueden ser considerados históricos, en Así es Cuba presentados en la sección de Cosas de mi Tierra en Guije seleccionamos algunos párrafos: “Cuba y los manantiales”, “Cuba y el Palacio Presidencial” y “Cuba y el Observatorio Nacional de La Habana”: Las Alturas de La Habana Matanzas predominantemente calizas se ven invadidas por numerosas intrusiones de serpentina que al mismo tiempo dan vida a valiosos manantiales de composición mineral químicamente estudiados, destacándose de entre ellos como los más destacados e importantes los que reciben el nombre del lugar que es la población de Santa María del Rosario. Santa María del Rosario es una pequeña población de la Provincia de La Habana que cuenta con unos 1,400 habitantes y que se encuentra situada, puede decirse, a ambos lados de la carretera que une a La Habana con Matanzas, ya que tan sólo la separan de ella dos kilómetros que quedan vencidos por un magnífico tramo de camino asfaltado. La historia de esta población nos hace recordar que allá por el 13 de mayo del año 1726, los Condes de Casa Bayona solicitaron de S. M. el Rey Felipe V, permiso para fundar un casco de población con el nombre de Santa María del Rosario. Por Real Cedula de 4 de abril de 1732 les fue concedida la autorización solicitada por los condes y ellos procedieron de inmediato a llevar a vías de hecho lo que tanto querían, llegando a constituir el primer Ayuntamiento el día 25 de enero del siguiente año 1733. Merece ser mencionado también el que la población fue levantada en los terrenos de un demolido ingenio llamado "Quiebra Hacha" propiedad de los citados Condes de Casa Bayona, quienes inicialmente y despues de haber recibido de S. M. el Rey el señorío de vidas y haciendas poblaron el lugar con una treintena de familias que fueron atendidas por sus señores hasta que habiéndose abolido en la Isla los señoríos, gobernó la población un Ayuntamiento que fue posteriormente sustituido por una tenencia de gobierno con su gobernador que con el número uno lo fue el capitán don José Ayuso”...
El Honorable Señor Presidente de la República de Cuba, genuina representación del Ejecutivo Nacional tiene su residencia oficial y fija en el comúnmente denominado Palacio Presidencial. Es éste un edificio que en su conjunto arquitectónico puede ser catalogado como un exponente barrocochurrigueresco, encontrándose su construcción entre los inmuebles que más realce dan a la Capital de la República Cubana. Consta de cuatro plantas y una cúpula que, a grandes rasgos, se pueden describir diciendo que en la Planta Baja radican las entradas que en número de cuatro dan acceso al interior de la Mansión Presidencial, siendo la más hermosa la llamada de gala que se usa para las grandes recepciones palatinas y la presentación de credenciales. Ella conduce al gran vestíbulo de honor de donde arranca la regia escalera principal toda ella revestida con mármol blanco de Carrara en sus balaustres, zócalos y pasamanos y que se bifurca antes de enfrentarse con el majestuoso Salón de los Espejos. Le sigue en importancia la entrada especial para el Ejecutivo y los Miembros del Gabinete a la que se llega en automóvil hasta el mismo ascensor oficial. Después se puede citar la llamada entrada general destinada al público que tiene audiencias concedidas, a los congresistas y empleados de Palacio y en la que siempre hay una guardia militar fija y por último la entrada dedicada a los periodistas acreditados para hacer las crónicas de Palacio diariamente.”...
En una de las laderas del canal que es paso obligado para todos los buques que quieren entrar y salir del magnífico puerto de La Habana y mirando hacia la cosmopolita capital de la República de Cuba se ven el Castillo del Morro, con su faro y su semáforo, la Fortaleza de la Cabaña con sus modernas baterías siempre engrasadas y dispuestas y el Observatorio Nacional siempre atento a dar la voz de alerta cuando amenaza alguna perturbación meteorológica. Para adentrarse en cualquiera de estos tres centinelas habaneros hay que escalar empinadas cuestas contando el peatón con un rosario interminable de peldaños de una larga y pendiente escalera que arrancando de los muelles lo conduce hasta el mismo Observatorio, mientras a cada paso que avanza en la misma puede contemplar la mágica y rara belleza que a cualquier hora del día presenta la bahía habanera que, rendida a sus pies tiene a la populosa, bulliciosa y única ciudad tropical. Una vez que se llega a la cumbre de aquella loma de Casablanca se puede apreciar que una serie de construcciones integran el Observatorio Nacional destacándose de entre todas ellas el edificio central con su plateada cúpula, donde la Astronomía tiene cuantos aparatos son necesarios para toda clase de observaciones que llevan a cabo individuos técnicamente preparados para ello”...
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