Los los símbolos en la cultura cubana basado en ensayos en el folleto “Así es Cuba” presentado en Guije. Los ensayos “Cuba y el Arbol de la Fraternidad”, “Cuba y su himno nacional” y “Cuba y el Museo José Martí”: Con motivo de la Sexta Conferencia Panamericana celebrada en La Habana en 1928 y para conmemorar el feliz acontecimiento se dispuso que un ejemplar del más perdurable de los árboles de Cuba, la Ceiba, fuera sembrado en el mencionado Campo de Marte y que las raíces de dicho árbol fueran alimentadas por tierras procedentes de los veintiún Estados Libres de América, dignamente representados en La Habana, a fin de que así, en el sitio en que antes se preparaba el mundo para la guerra, todos los representantes de la América Libre e Inmortal, en simbólica ceremonia, se congregaran formulando votos en pro de una paz perpetua y serena. Este es el origen del Arbol de la Fraternidad que ha venido a cambiar el nombre del Campo de Marte por el de Parque de la Fraternidad.”...
Fue el autor de su música y de su letra el ínclito bayamés Pedro Figueredo, comúnmente conocido en Cuba por Perucho quien después de haberse inmortalizado con su "Bayamesa", nombre que inicialmente se dio al hoy Himno Nacional, el día 21 de octubre de 1868, poco después de iniciarse la Guerra de los Diez Años cayo prisionero del enemigo y fusilado en la ciudad de Santiago de Cuba. Sus notas, al presentarse en público por vez primera, tuvieron por escenario las naves de la Iglesia Mayor de la Ciudad de Bayamo, del indómito Oriente. Embellecía el conjunto, en aquel momento solemne, la majestuosidad de un "Te Deum" colonial que con motivo de la fiesta litúrgica católica del Corpus Christi del año 1867, congrego en el templo además de las autoridades militares, civiles y eclesiásticas, a todo el pueblo, ocupando lugar preferente la flor y nata de la sociedad local. Eran muchos los que "esperaban impacientes el instante en que sonaran las notas marciales del himno guerrero que con emoción insospechada conmovió a la concurrencia toda, sin excluir al gobernador militar de la Plaza de Bayamo que, en su yo íntimo planteo una incógnita que, poco tiempo después pudo ver despejada cuando siendo ya él prisionero de guerra de los mambises, volvió a escuchar aquellas notas adornadas de letra que a las claras le decía que era el conjunto el Himno de Guerra de Cuba, mientras las tropas del Ejército Libertador presentaban armas y Bayamo era declarada por el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, Capital de la República en Armas y él, su Presidente bajo palio entraba en la misma Iglesia Mayor donde se entonó un "Te Deum" criollo en acción de gracias por las victorias alcanzadas por los soldados que recibían flores y la admiración de un grupo de lindas bayamesas que, como dice el doctor Gay-Calbó "vestidas con los colores de la bandera, entonaron el Himno en bello y artístico coro, como en las jocundas fiestas de la Hélade inmortal, en honor á sus hermanos y amigos, guerreros noveles enaltecidos a sus ojos, admirados por su heroísmo y más amados desde que peleaban por la Libertad".”...
José Martí, Apóstol de las libertades cubanas, Mártir de Dos Ríos, alma y corazón de Cuba, junto con su obra inmortal de Patria y de letras ha legado a la posteridad, sin saberlo propiamente él, un rincón de La Habana Vieja, aquél que fue testigo mudo de sus primeros pasos, de sus primeros llantos y de sus sonrisas primeras en este mundo, la casa donde él saludó a la que es tierra de sol y de poesía, de luz y de amor y que por haber sido su primera cuna al correr de los tiempos se ha convertido en el llamado Museo José Martí. La vieja casona sigue en su sitio, en la que si bien se llama hoy, Calle de Leonor Pérez, con todo la tradición impone su antiguo nombre, de viejas remembranzas y que se conoce con el de Paula. Si por casualidad algún viandante se para ante el número 102 de dicha calle, sin duda alguna que el primer transeúnte que con él se enfrente le dirá estas palabras: "Esta es la casa de Martí". Allí donde nació el Apóstol se encuentra hoy el relicario que guarda con esmero y con cuidado, bajo la supervisión del Ministerio de Educación de la República, cuanto habiendo pertenecido al Maestro se puede clasificar y guardar, pero especialmente presenta los lugares donde nació el Apóstol, las paredes que escucharon sus primeros llantos y sus sonrisas de niño, los pisos que sintieron sus primeras pisadas y donde saludó al mundo iniciando su corta humana carrera el que se inmortalizó, al transfigurarse en Dos Ríos, cuando cayó mortalmente herido en la jornada del día 19 de mayo de 1895, mirando cara a cara al sol, defendiendo un ideal sin Patria pero sin amo.”...
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